Sunday, September 28, 2008

La OII rechaza la idea de que nuestro sexo es un trastorno

L*s miembr*s de la OII rechazamos firmemente la idea de que nuestro sexo es un trastorno y por lo tanto repudiamos que se lo defina como una patología del "trastorno del desarrollo sexual" o un DSD en inglés.

Los verdaderos peligros y trastornos son el racismo y el sexismo que desarrollan ideologías y tecnologías eugenésicas para tratar los problemas sociales. En lugar de aceptar, respetar nuestros derechos como human*s y permitir el desarrollo a las personas con variaciones intersexuales, la solución es eliminarnos.

Una discusión abierta sobre el abuso del poder que ostentan quienes controlan las definiciones es una manera importante de enfrentar y resolver los verdaderos problemas. La eugenesia, el racismo y los modelos patriarcales de poder corren peligro de desplomarse si la dicotomía masculina/femenina corriente no se aceptara como sacrosanta.

L*s miembr*s de la OII no aceptamos el sistema binario actual que se impone a casi todas las personas en la mayor parte de los países, como paradigma de la « normalidad ».

Nosotr*s esperamos que otras personas aliadas con nuestra causa y nuestros derechos ayuden a enfrentar este abuso de poder de quienes tienen como meta eliminarnos.

Tuesday, April 29, 2008

La Homocromosexualidad: Un nuevo trastorno psiquiátrico

http://www.intersexualite.org/Homocromosexualidad.html

¿Qué es la homocromosexualidad? Es una enfermedad mental, más específicamente, una psicosis. Al principio de este ensayo daré la definición de la psicosis en general y hablaré después de esta enfermedad en particular y de los efectos de esta psicosis que afecta a varios líderes religiosos, doctores y ciertas feministas esencialistas y otros grupos basados en una ideología binaria. Debido a la influencia ejercida por muchos de los que padecen de esta psicosis particular, su pensamiento delirante se asemeja a un estado psicótico generalizado que afecta hasta cierto punto a poblaciones enteras. Es decir que este trastorno psiquiátrico tiene tendencia a desarrollarse de tal manera que toda investigación científica sobre este fenómeno sea casi imposible en muchos países. Hasta hace poco tiempo no había estudios sobre la homocromosexualidad.

El Diccionario Medico de Stedman define la psicosis como "un desorden mental severo, con o sin un daño orgánico, caracterizado por un trastorno de la personalidad, la pérdida del contacto con la realidad y causando el empeoramiento del funcionamiento social normal". [1] Los sujetos psicóticos suelen experimentar (o no) alucinaciones, pensamientos delirantes (siempre si están en período de estado), y trastornos formales del pensamiento (cambios de las relaciones semánticas y sintácticas). [2]

¿Cuáles son los síntomas de la homocromosexualidad? La característica más sobresaliente de esta psicosis es la obsesión irracional que el sexo es dimorfo y que los cromosomas determinan el sexo verdadero de todos l*s seres human*s. El pensamiento delirante de l*s homocromosexuales es caracterizado por una amalgama de ideas irreconciliables y contradictorias que las empujan de una manera ilógica a manipular los hechos y datos del mundo real para justificar su rechazo de admitir que los seres humanos son extremadamente variados y que hay un espectro de variaciones sexuales en el mundo natural. A pesar de los datos que prueban que hay más de dos sexos y que el desarrollo y la diferenciación sexual es un proceso muy complejo que incluye varias partes del cuerpo del cual cada una puede diferenciarse y desarrollarse de manera diferente y con muchas variaciones en el mismo individuo, l*s homocromosexuales se aferran obstinadamente en la idea que debe haber un marcador genético y/o biológico que determina el sexo “verdadero” de tod*s l*s seres humano*s y que hay solamente dos sexos. Mientras que la mayoría de las personas aceptan este pensamiento delirante, no es por lo tanto una psicosis en la mayoría de la gente porque no están afectad*s con el mismo grado de comportamientos obsesivos como mucho de los investigadores, de los líderes religiosos y de ciert*s feministas esencialistas que dedican la mayor parte de su vida para hacer investigaciones inútiles o para levantar polémicas para defender su pensamiento delirante. Sin embargo, el daño causado por esta psicosis afecta la población en general de manera trágica y a veces devastadora. Un síntoma que se encuentra en todos l*s homocromosexuales es su fetichismo sobre los cromosomas que tienen para ell*s valores sobrenaturales al considerarlos como el marcador más importante del sexo verdadero de una persona a pesar de todo la evidencia contraria.

Consideremos el fetichismo de los cromosomas que es el síntoma más determinante de este desorden psiquiátrico. Esencialmente, hay dos formas del fetichismo y tres categorías de homocromosexuales: l*s que lo padecen de una sola forma, religiosa o sexual (dos categorías distintas) y otr*s que lo padecen de una forma mezclada – religiosa y sexual simultáneamente.

El fetichismo es la devoción hacia los objetos materiales, a los que se ha denominado fetiches. El fetichismo es una forma de creencia o práctica religiosa en la cual se considera que ciertos objetos poseen poderes mágicos o sobrenaturales. [3] El fetichismo también es una parafilia que consiste en la excitación erótica o la facilitación y el logro del orgasmo a través de un talismán u objeto fetiche, sustancia o parte del cuerpo en particular. El fetichismo sexual se considera una práctica inofensiva salvo en el caso de que provoque malestar clínicamente significativo o problemas a la persona que lo padece o a terceros pudiendo en este caso llegar a considerarse un trastorno patológico propiamente dicho. [4] Los investigadores en el campo de la genética han probado hace muchos años que el cromosoma Y no es el factor que determina el sexo masculino de una persona. Por ejemplo, hay mujeres con cromosomas XY quienes llegaron a estar embarazadas y dieron lugar a un niño, y algunas tenían más de un embarazo. [5] También hay personas que tienen cromosomas XX que son de sexo masculino con cuerpos completamente masculinos. A pesar de los hechos, este fetichismo de los cromosomas parece epidémico entre ciertos grupos más interesados por sus ideologías que por la ciencia.

Recientemente, un grupo de activistas en California propuso una enmienda de la constitución que habría definido a cualquier persona que tiene por lo menos un cromosoma Y como “varón”. Esta enmienda fue justificada por la homofobia, otro síntoma de algunos homocromosexuales, y su deseo de prevenir el matrimonio entre personas de mismo sexo era su razón principal de esta definición de un hombre basado en sus ideas delirantes. Est*s homocromosexuales se dan cuenta que la definición del matrimonio como la unión de un hombre con una mujer en la constitución del estado de California necesita también definiciones de lo que es una mujer y un hombre y creen que pueden determinar el sexo verdadero de todas las personas por su cariotipo (los cromosomas) – su fetiche - aunque sabemos que las hormonas, gónadas, la anatomía reproductiva interna y ciertas áreas del cerebro son más importantes en la diferenciación sexual de un individuo. Sin embargo, estas partículas pequeñas que se llaman los cromosomas son dotadas de capacidades mágicas por l*s homocromosexuales que insistan ferozmente que XX y XY pueden definir el sexo verdadero de toda la humanidad a pesar de toda la evidencia científica que indica lo contrario. Pero esta obsesión delirante es indisociable de otro síntoma, (en medicina, la comorbididad es un término médico que indica la presencia de uno o más trastornos o enfermedades además de la enfermedad o trastorno primario): su pensamiento delirante de que hay solamente dos sexos y que cada ser human* es o varón o hembra, que no está de acuerdo con la realidad.

Esta psicosis epidémica, la homocromosexualidad, hace estragos a poblaciones enteras y causa sufrimientos severos porque apoya el sexismo y impide a l*s individu*s desarrollar su potencial humano completo. Se utiliza como justificación para mantener a la gente en su lugar “apropiado” según las definiciones de los líderes sicopáticos que difunden carismáticamente este fetichismo. Nos aseguran que las mujeres son realmente muy diferentes de los hombres y este pequeño cromosoma lo prueba. “Mira esto”, dicen. “Es mágico. Es prueba de Dios que somos diferentes.” Esto es sicopático. La ciencia prueba que los cromosomas no tienen estos poderes mágicos.

¿Qué grupos de la población son los más afectados por la homocromosexualidad? Un grupo que padece de una forma particularmente perniciosa de esta ilusión sicopática es un grupo de investigadores implicados en la investigación de la intersexualidad y también en el campo de la homosexualidad y la transexualidad.

Es este grupo que substituyó el término “intersex” en inglés por “DSD”, abreviación para “trastornos del desarrollo sexual” (una diagnosis que incluye muchos “trastornos” que no eran previamente considerados como variaciones intersexuales) y este grupo padece de la forma más perniciosa de homocromosexualidad porque estudian las mismas variaciones sexuales que prueban que el sexo no es dimorfo y que los cromosomas no determinan el verdadero sexo. No obstante, continúan como si no fuera el caso.
Su fetichismo de los cromosomas es evidente en sus descriptores diagnósticos para cada DSD. Cada descriptor debe comenzar con los cromosomas del individuo seguido por un marcador incongruente que explicaría porqué es un “trastorno” del desarrollo sexual. [6] Es increíble que estos investigadores crean que estas partículas posean poderes mágicos a pesar de que su propia investigación demuestra que los cromosomas no pueden determinar el sexo de una persona. Toda discusión racional con tales personas irracionales es imposible y actualmente no hay tratamiento eficaz para ayudar a est*s individu*s.

Otro grupo que combina el pensamiento mítico con su fetichismo de los cromosomas se encuentra entre los líderes religiosos, especialmente en la iglesia católica y también en muchas iglesias evangélicas fundamentalistas. En este grupo, su ilusión es más comprensible. No obstante tiene consecuencias igualmente devastadoras para la población en general. Es comprensible porque no basan su pensamiento delirante en la ciencia como alegan los investigadores de “trastornos” DSD. Basan su pensamiento delirante en su interpretación de la Biblia y del dogma religioso que contradicen a menudo los datos científicos. Para leer los procesos de pensamiento incoherente de unos homocromosexuales con orientación religiosa: [7]

Algunas feministas esencialistas también son responsables de la difusión de esta psicosis y una de las más bien conocidas es Germaine Greer. Ella niega que las mujeres con el síndrome de la insensibilidad a los andrógenos (SIA) sean mujeres y escribe que son “varones incompletos”. [8] Tienen cromosomas XY y uno no puede cambiar sus cromosomas según Greer. Lo problemático con sus ideas delirantes es que hay hombres XX y en muchos casos no importa lo que hace una mujer con el SIA, ellas no van a poder ser un hombre porque sus cuerpos no responderán a la hormona necesaria para virilizar sus cuerpos. Sus ideas delirantes la ha cegado y cree que las mujeres forman una categoría que se puede definir mágicamente por los marcadores sexuales y para ella parece importante preservar el mito que hay solamente dos sexos y que la mujeres son muy diferentes de los hombres y por eso se arrodilla al mismo altar de adoración fetichista – la homocromosexualidad – de otros varios grupos sexistas.

La investigación en esta área está apenas comenzando. Nadie ha podido encontrar la causa para la homocromosexualidad. Sin embargo, algunos investigadores estiman que es posiblemente un trastorno genético y están trabajando para determinar la causa. Sus investigaciones se asemejan misteriosamente a las de algunos investigadores que utilizan a los intersexuales para intentar encontrar la causa de la homosexualidad tal como J. Michael Bailey, Eric Vilain [9] y Sherry Berenbaum. Desafortunadamente estos investigadores homocromófobos han dañado su propia reputación con su propuesta de inventar un método de detección prenatal para la homocromosexualidad y determinar si la causa resulta ser genética. Estiman que no hay ningún tratamiento que curaría este trastorno sicopático y por lo tanto les parece más pragmático eliminar l*s homocromosexuales del banco de genes. Ya han comenzado a escribir un artículo científico muy similar al ensayo que J Michael ***Bailey escribió. J. Michael Bailey se interesa en encontrar la causa de la homosexualidad (y utiliza a l*s intersexuales en sus investigaciones) y al mismo tiempo él ha escrito un articulo en defensa de las pruebas prenatales de la homosexualidad [10] y que una vez que la causa fuera encontrada, permitir a los padres que aborten tales fetos. Esta solución perturba a mucha gente tal como la sugerencia más reciente a favor de pruebas prenatales de la homocromosexualidad por parte de l*s homocromófob*s. Aun cuando la homocromosexualidad es una enfermedad muy grave, esas personas deben ser tratadas con respeto y sería más humano buscar soluciones menos violentas a este problema y también se debería tomar en consideración que puede haber alguna razón importante para esta anomalía genética en la población humana.

Notas

[1] The American Heritage Stedman's Medical Dictionary. Diccionario Medico KMLE - Definición de psicosis.
[2] Psicosis (enfermedad)
[6] Table 2: An example of a DSD classification
Sex chromosome DSD’s include:
(A) 45,X (Turner syndrome and variants)
(B) 47,XXY (Klinefelter syndrome and variants)
(C) 45,X/46,XY (mixed gonadal dysgenesis, ovotesticular DSD)
(D) 46,XX/46,XY (chimeric, ovotesticular DSD)
46,XY DSD’s include:
(A) Disorders of gonadal (testicular) development
1. Complete gonadal dysgenesis (Swyer syndrome)
2. Partial gonadal dysgenesis
3. Gonadal regression
4. Ovotesticular DSD
(B) Disorders in androgen synthesis or action
1. Androgen biosynthesis defect (eg, 17-hydroxysteroid dehydrogenase deficiency, 5a reductase deficiency, StAR mutations
2. Defect in androgen action (eg, CAIS, PAIS)
3. LH receptor defects (eg, Leydig cell hypoplasia, aplasia)
4. Disorders of AMH and AMH receptor (persistent mullerian duct syndrome)
(C) Other
(eg, severe hypospadias, cloacal extrophy)
46,XX DSD’s include
(A) Disorders of gonadal (ovarian) development
1. Ovotesticular DSD
2. Testicular DSD (eg, SRY+, dup SOX9)
3. Gonadal dysgenesis
(B) Androgen excess
1. Fetal (eg, 21-hydroxylase deficiency, 11-hydroxylase deficiency)
2. Fetoplacental (aromatase deficiency, POR)
3. Maternal (luteoma, exogenous, etc)
(C) Other (eg, cloacal extrophy, vaginal atresia, MURCS, other syndromes)
Source: Consensus statement on management of intersex disorders
I A Hughes, C Houk, S F Ahmed, P A Lee, LWPES/ESPE Consensus Group
[8] Germaine Greer: "The Whole Woman"
[9] “Because all Klinefelters that have a Y are male, whereas Turners, who have no Y, are females. So it's not a dosage or the number of X's, it's really the presence or absence of the Y.” Cita de Eric Vilain
Fuente: When a Person Is Neither XX nor XY: A Q&A with Geneticist Eric Vilain
[10] Homosexual eugenics paper by J. Michael Bailey
http://ai.eecs.umich.edu/people/conway/TS/Bailey/Greenberg-Bailey/Homosexual%20Eugenics.pdf

Tuesday, March 18, 2008

¿A quién pertenecen nuestros cuerpos?

por Curtis E. Hinkle, fundador de la OII

Esta pregunta probablemente puede resultar absurda porque la respuesta parece obvia. Sin embargo, ésta es una pregunta fundamental que enfrentamos tod*s, especialmente l*s intersexuales.

¿Quién es intersexual?

Todos nacemos en un sistema en el cual nuestro sexo es definido simplemente al mirar el cuerpo, más específicamente los órganos genitales. Cada un* debe tener un cuerpo masculino o femenino. No hay otra posibilidad. El poder que l*s doctor*s y el sistema jurídico tienen para determinar el sexo de un individuo tiene consecuencias muy serias que afectan la vida y el futuro de tod*s l*s niñ*s, no solamente l*s que nacen intersexuad*s. Consideremos el nacimiento de niñ*s con órganos genitales y/u otras características que no son típicas para las normas del sexo femenino o masculino. Los cuerpos de tales niñ*s no pertenecen a ell*s porque tales cuerpos ponen en peligro la validez del sistema binario que estipula que sólo se puede ser varón o mujer. Tales nacimientos se convierten en emergencias sociales para los/las padres/madres y l*s doctor*s, y la emergencia social se convierte inmediatamente en una emergencia médica en la mayoría de los países occidentales en donde existe la tecnología médica para normalizarl*s. Esta decisión arbitraria concerniente a cual de los dos sexos asignar al niñ* intersexual es acompañada por muchos tratamientos que en el pasado, y hasta cierto grado hoy en día también, tienen por propósito la normalización de la identidad de género y de la orientación sexual del niñ* . Normalizamos los cuerpos quirúrgicamente y/u hormonalmente para forzar al niñ* para que encaje en este sistema heterosexista, en el cual se espera que las personas que son asignadas al sexo femenino se adapten a las normas también establecidas para este sexo, es decir, que sean femeninas, heterosexuales y que les atraigan los varones. Las mismas expectativas se aplican a l*s niñ*s a quienes se les asigna el sexo masculino, es decir, se espera que sean masculinos y que les atraigan sexualmente las mujeres.

La homofobia subyacente de los tratamientos

Los tratamientos que son, en efecto, para normalizar los cuerpos son un símbolo que revela las medidas tomadas por las autoridades para mantener la heterosexualidad obligatoria en nuestras sociedades. Los tratamientos actuales de bebes intersexuales consisten en cambios a sus cuerpos por medio de intervenciones quirúrgicas, o en otras palabras, mutilaciones, para hacer sus cuerpos aptos para la cópula heterosexual. Estas cirugías son seguidas a menudo, por terapia hormonal. Todo esto para forzar al cuerpo del niñ* al sistema binario que l*s rechaza y al cual deben adecuarse.

El problema principal que enfrentan l*s intersexuales es la división arbitraria del sexo y del género en dos categorías y sólo dos.

No hay solamente dos categorías preexistentes del sexo. Aceptamos a menudo, que el género es una construcción social en que diversos papeles sociales están asociados con lo que es un varón o una mujer en nuestras diversas culturas. Sin embargo, el estudio de hermafroditas o intersexuales confirma que el sexo en sí mismo es también una construcción social por el hecho de que está construido arbitrariamente como una dicotomía, lo cual no es natural sino sociocultural.

Año tras año l*s científic*s y otr*s investigador*s están descubriendo otros aspectos y partes del cuerpo que son “sexuados” - los genes, el cerebro, incluso la longitud del dedo anular. El problema es que cada vez que una nueva parte del cuerpo se considera como un marcador del sexo, es clasificado invariablemente como de varón o de mujer, a pesar de la evidencia de muchos estados intermedios junto con una combinación extensa de todos estos diversos marcadores del sexo entre sí mismos, lo cual hace que el sexo sea un continuo, no una dicotomía.

Cuanto más aprendamos sobre los diversos factores que determinan el sexo de un individuo y las posibilidades de todas las combinaciones de todos los factores dentro del mismo individuo, más advertiremos cuan absurdo es suponer que cada persona es un varón o una mujer estándar.

Los derechos humanos

Cada persona es afectada por este sistema binario que requiere conformidad a las normas establecidas para los dos sexos oficiales, y no sólo aquellas que han nacido con lo que los médicos llaman cuerpos intersexuales. ¿Por qué el cuerpo de un niñ* intersexual se considera como enfermo y en necesidad de tratamientos? ¿Por qué l*s médic*s tienen el derecho de realizar cambios permanentes a los cuerpos de los bebés intersexuales sin su consentimiento? ¿Y por qué los padres que no están a menudo bien informados de las consecuencias de muchas de estas cirugías y otros tratamientos tienen el derecho de tomar tales decisiones por el niño? ¿Quién debe tener el derecho de decidir el sexo del niñ*, los doctores, los padres o el niñ*? ¿Es el bienestar de los padres/madres o es el del niñ* al que se le debería dar preeminencia?

Necesitamos más opciones para movernos más allá de este sistema binario que se nos impone legal y médicamente a tod*s nosotr*s.

Es esencial que las personas más afectadas, es decir l*s niñ*s, sean ell*s mism*s quienes tomen esta decisión sobre los tratamientos de normalización para sus cuerpos. Las cirugías de normalización actuales y otros tratamientos hormonales se asemejan a la mutilación genital que ocurre en otros países por razones tradicionales. En ambos casos, aquí como en otros países, se trata de creencias sobre lo que consideramos como “normal o deseable” para el sexo y el género. Creencias, no hechos del mundo natural.

¿Debemos aceptar definiciones rígidas, biológicas y esencialistas de la intersexualidad?

Si aceptamos una definición fija, biológica de la intersexualidad, estamos creando solamente otra definición esencialista y reduccionista que será determinada y controlada por l*s profesionales médic*s que son ya parte integral del sistema heterosexista que predomina en nuestras sociedades. Sin insistir en una tercera categoría fija, ser intersexual debe ser una opción, otra posibilidad para cualquier persona. No tenemos ninguna definición clara y esencialista de lo que es una mujer o de lo que es un varón y por lo tanto, no debemos esperar tener una definición esencialista clara y fija de lo que es una persona intersexual.

Mucha gente en la comunidad intersexual insiste en tener el derecho de ser varones o mujeres sin definiciones esencialistas basadas en los órganos genitales y otros marcadores del sexo, porque tienen una identidad femenina o masculina. Si queremos que l*s intersexuales tengan el derecho de determinar su propio sexo como intersexual, mujer o varón, es necesario también aceptar el derecho de otras personas de identificarse como intersexuales o intergéneros.

Lo que desean l*s hermafroditas es que cada quien tenga el derecho de definirse sin categorías que sean impuestas médica o legalmente porque no ven ninguna manera de determinar con límites claros y fijos el sexo de una persona.

La Organización Internacional de Intersexuales

La mayoría de las personas intersexuales se oponen a todos los esfuerzos de clasificar la intersexualidad como condición patológica. Ser intersexual no es una enfermedad, no más que ser de sexo masculino o femenino. Definir la intersexualidad como patología médica es una trampa muy peligrosa para la comunidad intersexual porque refuerza la necesidad de tratarl*s y de “curarl*s”. Ser intersexual o intergénero debe ser una posibilidad existencial entre otras, para deconstruir el sistema binario heterosexista que nos oprime a tod*s.

El cuerpo es la base para la estructura binaria del sexo que incluye el género y la orientación sexual que son inseparables del cuerpo.

Dentro del sistema binario que es la base fundamental para el patriarcado heterosexista, no se permite ninguna ambigüedad, porque de otra manera el sistema sexista opresivo sería desestabilizado. El cuerpo en tal sistema se convierte en un objeto de control usado para determinar a quién se concede el privilegio de la “normalidad” - es decir para determinar qué vidas se adecuan a las expectativas de la normas. Utilizo la palabra “normal” para referirme solamente a lo que se adecua a las normas impuestas por un sistema tan sexista. Por ejemplo, se concede privilegio dentro de este sistema solamente a las personas de sexo femenino que se conforman según los estereotipos femeninos para el género y que también son heterosexuales, y de igual manera para los varones. Tod*s l*s otr*s, l*s que tienen cuerpos que no se adecuan a las normas, l*s que tienen identidades de género que no coinciden con las normas asociadas a su cuerpo o que no actúan de acuerdo con los papeles previstos a su género, o l*s que no sienten atracción sexual hacia el sexo opuesto, tod*s, intersexuales, transexuales, trangéneros, intergéneros, bisexuales, homosexuales, están privad*s del privilegio de la “normalidad” en este sistema binario heterosexista.

El tema central es el cuerpo y la imposición de normas, sin el consentimiento de cada persona, por parte de los gobiernos en colaboración con el sistema médico.

El sistema médico es la institución que asegura el privilegio de la “normalidad” a las personas que se conforman según el sistema binario heterosexista imperante. Es esencial que el cuerpo del individuo sea realmente una propiedad del estado para preservar este sistema. Lo que l*s hermafroditas tienen en común con la comunidad LGBT es que somos tod*s privad*s del privilegio de la normalidad dentro de un sistema que no reconoce las variaciones sexuales y que clasifica a todas las personas como mujer o varón con normas de género y de orientación asociadas para ambos sexos. Es un sistema que mutila no solamente los cuerpos sino también las almas e identidades de muchas personas. Sin la normalización de cuerpos, el sistema se derrumbaría. Por lo tanto, para preservar este sistema, es necesario que cada uno sea clasificado como varón o mujer, incluso l*s intersexuales, y por eso son diagnosticad*s como padeciendo enfermedades que se deben tratar sin su consentimiento en muchos casos, para que el sistema binario heterosexista no se vea comprometido.

Lo importante es que somos “seres humanos”, “personas” individuales sobre todo, y como tales, deseamos todos los derechos humanos que tienen l*s otr*s seres humanos y debemos ser aceptad*s como parte integral del mundo natural que incluye una gran riqueza en la diversidad.


Monday, February 11, 2008

La OII felicita a Christiane Völling

COMUNICADO DE PRENSA: 6 de febrero de 2008
La Organización Internacional de Intersexuales
http://www.intersexualite.org/
La OII felicita a Christiane Völling

La Organización Internacional de Intersexuales felicita a Christiane Völling, la mujer intersexual alemana que demandó a un cirujano por daños y perjuicios. Hoy, 6 de febrero de 2008, la Audiencia Provincial de Colonia ha sentenciado que el cirujano violó los derechos de la demandante puesto que le extirpó los ovarios y el útero hace 30 años sin haberla informado suficientemente al respecto.

Este veredicto confirma la posición oficial de la OII respecto al cuidado médico de las personas intersexuales y subraya el hecho de que el tratamiento de l*s niñ*s intersexuales debe ser reexaminado para no sólo respetar su integridad física sino también para respetar su derecho inalienable a ser aceptados según el sexo que les parezca el más apropiado.

Los protocolos médicos actuales recomiendan operaciones quirúrgicas y tratamientos hormonales, a menudo irreversibles, para asignar un sexo al bebé lo más temprano posible sin ninguna posibilidad de consulta con las personas más afectadas, l*s propios niñ*s .

La sociedad, la ley y la medicina deben respetar los derechos humanos de tod*s l*s niñ*s intersexuales y por lo tanto es necesario cambiar mentalidades a favor de los hechos biológicos sobre el sexo y todas las variaciones biológicas posibles. No hay solamente dos sexos biológicos. Hay mucha gente que nace que no son ni hombre ni mujer. También, es un hecho que mucha gente no aceptará el sexo que los médicos les han asignado y hay otros que rechazarán cualquier asignación de sexo dentro del binario - hombre o mujer - porque para ell*s eso también es una violación de sus derechos humanos.

La demanda de Christiane Völling ha destacado un problema preocupante concerniente a las definiciones legales para los dos sexos oficiales y observamos que este veredicto está basado en el presupuesto de que Christiane Völling era "esencialmente hembra" debido a sus cromosomas XX y a su anatomía sexual interna. Tenemos la impresión de que si hubiera sido tratada de la misma forma por el cirujano, pero teniendo el Síndrome de Swyer por ejemplo (46XY), y su útero hubiera sido eliminado igualmente, el juez en ese caso no habría sentenciado a su favor. Las definiciones arbitrarias del sexo de una persona basadas en los marcadores biológicos y anatómicos no avanzan los derechos humanos de las personas intersexuales y desafortunadamente todas estas definiciones arbitrarias y vagas citadas por el juez en su veredicto no hacen nada para poner fin a las operaciones quirúrgicas sin consentimiento. La OII es de la opinión de que en los casos jurídicos no debe ser una polémica cuáles son los marcadores médicos o legales que definen el sexo de una persona sino una cuestión sobre la integridad del individuo en su totalidad y el derecho de todas las personas frente a la violación legal y médica de su integridad física y mental.

Apreciamos el valor de Christiane y su voluntad de defenderse con tanta dignidad y le deseamos una vida larga y feliz. Esperamos que este caso ayude a reparar el daño hecho a muchas personas intersexuales en todas las partes del mundo y que la sociedad en general construya un lugar para nosotros y nos trate con la dignidad humana que concede a la mayoría de las personas.

Curtis E. Hinkle
Fundador, OII
Correro: Curtis.Hinkle@gmail.com

Para más información en castellano:
Una intersexual se querella contra cirujano que le extirpó órganos femeninos

¿Era hombre o mujer?

Transexual demanda al cirujano que le extirpó los órganos femeninos

Intersexual gana proceso contra cirujano que la convirtieron en hombre

Para más información en alemán, inglés y francés:
http://www.intersexualite.org/Christiane.html#anchor_11

Tuesday, January 22, 2008

Derechos Humanos Básicos para las personas intersexuales

Por Curtis E. Hinkle
Traducción: Silvia García Dauder

Imagina el siguiente escenario: una joven mujer finalmente da a luz a un bebé sano en un gran hospital. El doctor que la asiste mira inmediatamente entre las piernas del bebé y duda si anunciar la primera noticia que la mayoría de las madres recientes oyen sobre el nacimiento de su bebé. En lugar de ello, se gira hacia los otros en la sala y mira inquisitivamente. Nadie está seguro del sexo del recién nacido.

¿Por qué nadie está seguro del sexo de este bebé? Es obvio para los que están presentes que el recién nacido es intersexual, pero nadie se atreve a decirlo en alto en presencia de la madre. Solo hay dos opciones: niño o niña. Incluso aunque la Naturaleza no se conforme con esta arbitraria división en solo dos sexos, nuestros médicos practicantes y la sociedad sienten que deben mantener vivo a toda costa el mito de que todos somos varones o mujeres.

De cara a mantener este mito vivo, el bebé es mutilado mediante la eliminación de su clítoris hipertrofiado. Su capacidad para disfrutar de uno de los aspectos más básicos de la vida humana –el sexo- ha sido severamente reducida, si no totalmente eliminada.

Será criado como una niña incluso cuando puede que no se sienta como tal. La cirugía mutiladora ha borrado para siempre hasta qué punto podría haber sido un varón. Se siente aislado y sabe que es diferente pero nadie le quiere decir la verdad.

Va creciendo como una mujer, y con frecuencia se abusa de él sexualmente, pero se siente demasiado avergonzado como para hablarlo porque comprende lo diferente y lo inaceptable que es. Tolera el abuso en silencio y con vergüenza.

Después en vida se encuentra con la discriminación en el trabajo por ser diferente. Cuando presenta una acusación de discriminación con el EEOC, descubre que las leyes de discriminación sexual solo cubren a varones o a mujeres. Pero su discriminación no sucedió porque fuera mujer o varón, sino porque no era ninguna de las dos cosas. Otra vez es silenciado.

¡S-I-L-E-N-C-I-O! Ensordecedor. Silenciado al nacer y mutilado para encajar en lo que el doctor siente que es la mejor elección de entre los dos sexos aceptados. Silenciado por los rapaces abusadores sexuales porque está demasiado avergonzado como para denunciar las agresiones. Silenciado por las personas que supuestamente le quieren porque el personal médico les ha recomendado que nunca discutan el tema de la intersexualidad con él. Silenciado por sus colegas de trabajo que no tienen un espacio para alguien entre-medias-de los-sexos. Silenciado por la ley que niega su propia existencia.

Esta es la grave situación de millones de personas intersexuales en todo el mundo. ¿No deberíamos tener las personas intersexuales los mismos derechos humanos básicos que el resto? ¿Cuáles son los derechos humanos que tienen la mayor parte de las personas y que todos los países que han firmado la Declaración Universal de los Derechos Humanos se supone protegen a sus ciudadanos?

Abajo se señalan algunos de los derechos enumerados en la Declaración:

• Artículo 1.

Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos. Están dotados de razón y conciencia y deberían actuar fraternalmente los unos con los otros.

• Artículo 2.

Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción de ningún tipo, sea raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición.

• Artículo 5.

Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes.

• Artículo 6.

Todo ser humano tiene derecho, en todas partes, al reconocimiento de su personalidad jurídica.

• Artículo 7.

Todos son iguales ante la ley y tienen, sin distinción, derecho a igual protección de la ley. Todos tienen derecho a igual protección contra toda discriminación que viole esta Declaración y contra toda provocación a tal discriminación.

• Artículo 16.

Los hombres y las mujeres, a partir de la edad núbil, tienen derecho, sin restricción alguna por motivos de raza, nacionalidad o religión, a casarse y fundar una familia, y disfrutarán de iguales derechos en cuanto al matrimonio, durante el matrimonio y en caso de disolución del mismo.

¿Las personas intersexuales son tratadas con dignidad? ¿Somos tratados en igualdad ante la ley? ¿Somos tratados como completamente humanos? ¡No! Rompamos el silencio y atrevámonos a decir la verdad.

“Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos”. Los bebés intersexuales no son tratados con dignidad. Sus derechos son violados cuando se les realizan cirugías puramente estéticas para hacer que otros se sientan aliviados mientras se les mutila y se les priva de la capacidad para disfrutar de una vida sexual. Su sensibilidad no es lo que cuenta. La capacidad para conformarse en un futuro a lo que se supone es el pene de un hombre es más importante que su dignidad o consentimiento o capacidad para tener un orgasmo. De forma rutinaria se realizan vaginoplastias a menores intersexuales asignados como niñas para que así sean capaces de dejar que un hombre les inserte su pene. Nadie ni siquiera les pregunta si se sienten como una mujer. Sus padres tienen que dilatar su pequeña vagina artificial haciéndoles sentirse sexualmente abusados por aquellos que más les aman. Para la realización de este tipo de vaginoplastias se utiliza un trozo de colon con espantosos resultados.

En lugar de reconocer nuestro sexo como intersexual, se nos trata de forma inhumana. Somos arrojados al silencio y si nos atrevemos a hablar se nos dice que tenemos una condición médica que debe ser tratada. ¿Cómo se sentirían los hombres si se les dijera que ser un hombre es una enfermedad y que tendrían que dejar que cirujanos les operasen, mutilando partes muy sensibles de sus cuerpos y forzándoles a terapias hormonales, y si mientras tanto todos los que se ocupan de sus tratamientos estuvieran escribiendo lo efectivo que es ese tratamiento? Si los expertos médicos aconsejaran que ni siquiera se le podría decir a ese hombre que alguna vez tuvo un pene. ¿Cómo se sentirían las mujeres si las únicas fotografías que hubiéramos visto de ellas estuvieran en los manuales médicos con sus caras con los ojos tapados y presentadas como monstruos patológicos? Somos humillados, marginalizados, patologizados y se nos ha dicho que cualquiera nos conoce mejor. Tenemos que escuchar, nunca hablar. No tenemos derechos humanos básicos. Somos silenciados. Somos tratados de forma subhumana. No tenemos espacio para vivir abiertamente en nuestras culturas. No somos tratados con dignidad.

“Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción de ningún tipo, sea raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición”. Esto es cierto, a no ser que tu sexo sea intersexual. No tenemos derecho a casarnos con una persona de la que podemos sentir pertenece al sexo opuesto. No tenemos derecho a cierto cuidado médico que necesitamos porque fuimos asignados al otro sexo. Intenta conseguir un doctor HMO para que trate a un hombre con un útero. No tenemos protecciones básicas contra la discriminación sexual porque estamos legalmente en tierra de nadie. No tenemos derecho a negarnos a cirugías mutiladoras superfluas ni a asignaciones de sexo erróneas.

“Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes”. ¿No deberíamos considerar las mastectomías no deseadas de las mujeres un trato inhumano y degradante? ¿La castración quirúrgica de los hombres no debería ser considerada cruel? ¿La mutilación de los clítoris de las mujeres o la amputación forzosa de la cabeza del pene de un hombre no deberían ser considerados tratos crueles, inhumanos y degradantes? ¿Por qué esto no se concibe así en el caso de menores intersexuales?

“Todos son iguales ante la ley y tienen, sin distinción, derecho a igual protección de la ley. Todos tienen derecho a igual protección contra toda discriminación que viole esta Declaración y contra toda provocación a tal discriminación”. El investigador de la EEOC me informó que mi discriminación que era muy muy seria y que había derivado en una crisis mental documentada médicamente, no estaba cubierta por la ley porque yo no había sido discriminado por ser hombre o mujer sino por no ser ninguna de las dos cosas. La ley sólo protege a los hombres o a las mujeres. Encuentro eso en total violación de la Declaración de los Derechos Humanos Universales así como de la Decimocuarta Enmienda de la Constitución de EEUU.

“Los hombres y las mujeres, a partir de la edad núbil, tienen derecho, sin restricción alguna por motivos de raza, nacionalidad o religión, a casarse y fundar una familia, y disfrutarán de iguales derechos en cuanto al matrimonio, durante el matrimonio y en caso de disolución del mismo”. Las personas intersexuales están constantemente privadas de este derecho porque algún cirujano decidió al nacer qué sexo tenían y crecen descubriendo que se deben casar con alguien del sexo opuesto al asignado médicamente o con nadie.

Trastornando las vidas de l*s niñ*s

Por Curtis E. Hinkle
Traducido por Siliva García Dauder

Ya no somos hermafroditas. Ya no somos intersexuales. Somos todos varones o mujeres con “trastornos del desarrollo sexual” según muchos de los expertos médicos que han tratado nuestras vidas durante las pasadas décadas. En los Estados Unidos, ahora tenemos un nuevo Consorcio para el Tratamiento de los Trastornos del Desarrollo Sexual que está proponiendo gestionar las vidas de l*s futuros niñ*s nacidos con este desorden. ¿Cuáles son los riesgos implicados en este cambio de terminología? En mi opinión hay muchos.

¿Es la intersexualidad normal? No. Sin embargo, es totalmente natural y en la mayoría de los casos no es una amenaza para la vida. Existen muchos fenómenos diferentes en nuestro mundo natural que no son normales. Nuestro mundo está lleno de gente que no es normal de alguna u otra forma. Sin embargo, ¿qué criterio utilizamos para juzgar si esos fenómenos naturales son trastornos o no? ¿Qué criterio utilizamos para determinar si una variación natural en la población humana es buena, mala o neutra? Yo no tengo la respuesta a estas preguntas porque no parece haber una respuesta exacta. Varía en función de la persona que hace los juicios. Pienso que hay dos cuestiones fundamentales a preguntarse antes de juzgar comportamientos, variaciones y otros fenómenos en el mundo natural. ¿Son dañinos para la sociedad y si es así por qué? ¿Suponen un riesgo serio para el individuo y si es así por qué? Si la razón de que sean un riesgo para el individuo es simplemente la reacción de la sociedad hacia ese tema y no una amenaza real hacia esa sociedad, entonces, ¿es el individuo el que debería ser considerado “trastornado” o las reacciones de aquellos que juzgan al individuo? Creo que sería más apropiado decir que el problema está dentro del que juzga al individuo, y no en el individuo que es juzgado.

Ahora que los gestores de trastornos están listos para comenzar a tratar a l*s niñ*s con estos desórdenes del desarrollo sexual, me pregunto cómo de hecho será explicada esta terminología peyorativa al menor y qué consecuencias tendrán tales visiones patológicas al ser utilizadas para explicar no sólo el sexo físico del bebé sino las implicaciones que ello tendrá en todos los aspectos de la vida del menor asociados con el sexo, su identidad de género, rol de género, orientación sexual y necesidades de salud.

Una vez que a una madre o padre se le dice que su niñ* tiene un trastorno, es muy probable que asuma que debe existir algún tratamiento o bien para curarlo o bien para controlarlo. El consorcio no está ofreciendo una cura porque esto no es algo que pueda ser curado o necesite ser curado en mi opinión. Sin embargo, se convertirán junto con los padres en los gestores. ¿Se han convertido sólo en los gestores del cuerpo del niño que es la razón inicial para el diagnóstico? No, se han convertido en gestores de todos los aspectos relacionados con el sexo en la vida del menor, su género y su orientación. Lo que comienza como un desorden físico a ser tratado es visto ahora como un posible problema psicológico con otros desórdenes que se pueden evidenciar si el/la niñ* no acata el género impuesto. Y también tenemos el trasfondo de la homofobia. Alguno de estos gestores puede informar a los padres que es muy probable que su hij* sea homosexual como un resultado del desorden, lo cual podría hacer pensar a muchos padres que la homosexualidad es también un trastorno, parte del diagnóstico original cuando se les dijo que su hij* tenía un desorden del desarrollo sexual.

Existe mucha gente que de hecho cree que la homosexualidad es un trastorno y se implica en diferentes investigaciones para probarlo. Pueden no usar la palabra “desorden”, pero cuando hacen conexiones con menores intersexuales es mucho más fácil que introduzcan este concepto de la homosexualidad como trastorno también. Una vez se decide que ciertas variaciones del desarrollo sexual son desórdenes, entonces la mayoría de los comportamientos estrechamente relacionados con ese grupo pueden ser vistos como parte de ese trastorno.

¿Cuándo un gestor de trastornos revelará al paciente que tiene un desorden del desarrollo sexual? ¿Cómo podría hacerse esto de tal forma que el/la niñ* no sintiera que la pubertad, la identidad y otros aspectos esenciales de su vida no estarán trastornados también? No creo que exista la forma. El propio término “trastorno” implica que la conformidad con los protocolos será esencial para no estar trastornado, para no tener una vida trastornada y que los gestores son los únicos que tienen la solución. Pero ellos no están viviendo en el cuerpo del menor. No están viviendo ni en la mente ni en el corazón del menor. L*s niñ*s no tienen ni las palabras ni la experiencia para comprender el sexo, el género o la orientación.

Cuando se habla con los menores, es necesario hacerlo comprensible. Es por ello que me gusta la propuesta del Dr. Hazel Beh y el Dr. Milton Diamond de que usemos el término variación. Para un/a niñ* es fácil comprender que chicos y chicas vienen en todas sus variedades. Pueden mirar a su alrededor y ver que existe toda clase de niños y niñas, pero que cada clase o variedad no es necesariamente algo malo o algo bueno. Simplemente somos todos diferentes. Lo que es dañino para el/la niñ* es sentir que no es solo una clase diferente de chico o chica sino que es un chico o chica trastornado o defectuoso. Esto tiene implicaciones muy serias para el menor y podría hacer que su desarrollo futuro fuera incluso más estigmatizante y traumatizante al relacionarse con aquellos en control de sus cuerpos.

Cada sentimiento puede ser internalizado por el/la niñ* como parte del desorden, como algo que necesita ser tratado y que es vergonzoso. Sintiéndose que no es como otros chicos o chicas, que no se parece a otros chicos o chicas, que no tiene una orientación sexual como la mayoría de chicos y chicas podrían tener, y probablemente será interpretada por el menor como parte de su diagnóstico original, como parte de su desorden del desarrollo sexual.

Sobre la violenta construcción del sexo como binario

por Antke Engel

Las personas intersexuales cuyo sexo no puede ser claramente definido como de varón o de mujer han intentado, durante tiempo, que se hicieran públicas sus experiencias con los tabúes culturales, la normalización forzada y las prácticas médicas violentas. Hasta el siglo XX han sido clasificadas como hermafroditas. El llamado progreso médico no sólo les ha patologizado sino que adicionalmente les ha “medicalizado” fuera de la existencia.(1) Hoy han acuñado el término “intersexual” como una categoría política, con frecuencia tras haber vivido durante años bajo una asignación sexual forzada.

El cuestionamiento de la rígida construcción binaria del sexo y de la heterosexualidad obligatoria por el movimiento lgbt y por la teoría y práctica feminista al menos ha creado un marco limitado para perspectivas y existencias que no encajan en las normas de sexo/género. Sin embargo, no existe todavía una comprensión real, un conocimiento o atención que sea otorgado suficientemente hacia aquellas personas que problematizan la realidad sugerida por el modelo corriente de percepción.


Límites de la percepción

El rechazo a su voz y visibilidad por parte de medios o editores de libros incrementa exponencialmente la ignorancia social que la gente intersexual experimenta en relación con sus experiencias cotidianas. ¿Cómo podemos explicar el consistente rechazo de los medios en relación con este tema? ¿La razón de que sea tan difícil atraer la atención del público es porque no se trata de ganar la aceptación hacia una supuesta “diferencia”, o más bien porque las personas intersexuales nos llevan a cuestionar la “normalidad del normal”? Incluso dentro de un contexto feminista, la buena disposición a reflexionar sobre los propios estándares normativos es limitada y dificulta el reconocimiento a la posible participación de gente intersexual dentro de las políticas y movimientos feministas.

Mientras tanto, se pone énfasis en la extensión de las diferencias de poder y la heterogeneidad entre las mujeres –denunciando así una categoría unificada como la de “mujer”. Sin embargo, parece todavía claro quién compone la categoría “no-mujer”. Equivocar los límites es una provocación no sólo para aquellas que están proponiendo una acción política en nombre de las mujeres, sino también para aquellas cuyos análisis y perspectivas están basadas en la diferencia sexual. Incluso dentro de contextos feministas queer, donde la heterosexualidad obligatoria y los constructos normativos de sexo y deseo están bajo escrutinio, no existe necesariamente un espacio para las cuestiones intersexuales.

Es bastante obvio que a los medios feministas no les interesa la mutilación genital como una práctica médica cotidiana realizada en las sociedades occidentales modernas, mientras contribuciones –frecuentemente con sesgos racistas- sobre la práctica “incivilizada” de la circuncisión y mutilación clitoridiana en algunos países africanos están fuertemente arraigadas en el repertorio feminista. Si se interesaran, la llamada de atención de los medios feministas sobre la violenta normalización sexual que forma parte del marco de la medicina occidental arrojaría una diferente luz sobre este discurso etnocéntrico y al mismo tiempo extendería la discusión a un aspecto muy importante del abuso sexual de niños.

Centrarse en las formas de violencia inherentes a las relaciones de sexo/género no parece ser una prioridad en este momento. Más bien, las teorías sobre la construcción y variaciones históricas del sexo y del género son interpretadas con frecuencia como si existiera libertad individual en relación con el poder de definir el sexo y el género. El género es tratado como una cuestión de gusto o estilo, que es performada en producciones variables sobre varios escenarios sociales. Solo la falta de recursos económicos o culturales es reconocida como un factor que limita al individuo, mientras que los aspectos psicológicos y físicos de la historia de vida de alguien o las sanciones de existencia sociales y/o materiales son aparentemente ignoradas. Pero el discurso sobre la elección individual y las lúdicas variantes es muy cínico, si nos percatamos de los mecanismos médicos y sociales de violencia usados para eliminar mediante la fuerza la ambigüedad sexual de los cuerpos intersexuales dentro de un marco binario de referencia. Quizá la razón de la continua ignorancia sobre este tema se explique por el hecho de que reconocer esta práctica social contra la persona intersexual nos haría cuestionar la promesa liberadora ofrecida por una visión no determinante sobre el sexo/género. (2)

Tratamientos médicos impuestos

La patologización del intersexual es la otra cara de la moneda impuesta por aquellos que se regodean en la ilusión de ser sexualmente no-ambiguos y celebran los ideales de la llamada normalidad, la norma. La patologización puede ser entendida así como un mecanismo retórico y práctico, que sirve para prevenir que el esquema sexual binario sea cuestionado. Mediante la conceptualización del fenómeno como una enfermedad y deformidad, la normalidad es indirectamente reafirmada mediante el ofrecimiento de supuestas “curas”. Si observamos de cerca los inmensos efectos excluyentes que son mantenidos firmemente arraigados al describir la intersexualidad como una enfermedad que requiere tratamiento, podemos también preguntarnos si no sería una tarea más fácil si padres e hijos aprendieran a vivir con la ambigüedad sexual. A la luz del hecho de que esto todavía no ha sido siquiera considerado como una posibilidad, a una le queda la firme impresión de que las regulaciones que controlan la ambigüedad sexual no están hechas para nada en el interés de aquellas personas afectadas, sino más bien en el interés de aquellos que desean mantener intacta la presente jerarquía de relaciones sexuales de cara a prevenir cualquier incertidumbre.

En la medida en que las personas intersexuales se han organizado políticamente para luchar contra las rígidas normas de sexo/género, emerge una perspectiva diferente, la cual explica el funcionamiento histórica y culturalmente variable –aunque todavía coercitivo- del sexo y género como construcciones sociales. Esto implica que nuestros modelos de interpretar cómo la intersexualidad es entendida deben cambiar. En lugar de una enfermedad, una desviación patológica, que es un fenómeno médico, la intersexualidad puede ser vista como un fenómeno social y político: una forma de ser, que al tiempo es “creada” así como prohibida a través de las normas binarias de sexo/género.

Una forma totalmente nueva de pensar y vivir es posible si se empieza con la premisa de que el sistema binario de sexo/género es un “ideal” social que en realidad solo unos pocos cumplen y que la necesidad de tal ideal es socialmente definida. ¿Qué significa esto en relación con las posibilidades y límites de cambiar las actuales relaciones entre los sexos? ¿Qué significa si buscamos estrategias políticas, no reducidas a la parodia y a la mascarada pero tampoco limitadas a un mero reconocimiento basado en la tolerancia hacia “el otro”?

¿Aceptación o desestabilización?

Si atendemos a las estrategias de representación pública, se pueden distinguir dos aproximaciones: aquellas que hacen uso de las políticas minoritarias y demandan reconocimiento del intersexual como un grupo específico, socialmente oprimido, y aquellas que buscan desestabilizar la construcción de un “ideal” llamando la atención sobre la ambigüedad, variabilidad y contradicciones inherentes en la “normalidad” sexual y de género. Entre estas dos estrategias existe una tensión, si no una incompatibilidad: la primera está produciendo una vez más otra categoría identitaria –un efecto, que es criticado por la segunda estrategia como una homogeneización problemática. Sin embargo, todavía tiene sentido desde mi punto de vista, tenerlas situadas mano a mano en el escenario público en lugar de esforzarse en decidir entre las dos o proponer una síntesis. Al menos, si se entiende la política como una discusión continua en lugar de perseguir la ilusión de una “verdad política”. Todavía es oportuno reflexionar sobre qué efectos diferentes tienen estas dos estrategias, a qué intereses sirven, y a qué audiencia se están dirigiendo –de cara a convertir la tensión en productividad. La división médico-científica en varios síndromes de lo que fue antiguamente denominado hermafroditismo subvierte la comprensión de lo intersexual como un fenómeno social y político.

Al mantener el principio del “divide y vencerás”, esto hace que sea casi imposible percibir la opresión y la fuerza sistemáticamente impuestas. Para contrarrestar este proceso puede ser útil actuar bajo un nombre común y crear un grupo social, que posibilite sujetos con voz en lugar de objetos médicos. Pero una vez más, cualquier movimiento político, que intente definir lo intersexual como una identidad grupal está creando una “categoría especial” –incluso si está justificada por la marginalización impuesta como “anormal” dentro de la estructura social dominante. Aún así existe una diferencia en función de si esto se realiza a través del auto-empoderamiento mediante la reclamación de derechos o siendo clasificado en una categoría especial. En el segundo caso, aquellos que están en posiciones de poder hacen uso de su privilegio de negar u otorgar derechos. Si desde una posición marginalizada existe una demanda de reconocimiento social, integridad e identidad o, si se quiere, una denuncia de la injuria y de la fuerza violenta, esto no significa que estas demandas sean universales, ahistóricas o fuera de contexto, sino más bien que responden a concretas necesidades y experiencias. Pueden estar apoyadas desde una perspectiva relativamente dominante sin asumir que todo el mundo debe afirmar estos conceptos de reconocimiento, integridad e identidad.

El privilegio de la normalidad

¿Cómo dirigir nuestra atención crítica hacia las formas en que funciona la llamada “normalidad”; cómo desarrollar perspectivas de cambio sin confirmar la estructura jerárquica que mantienen las leyes y hacia quiénes tienen que estar dirigidas las demandas? La ignorancia de la sociedad sobre las personas intersexuales tiene que ver con algo más que la vergüenza y la incertidumbre cuando nos enfrentamos con el “Otro”, con el otro siendo completamente integrado como el “otro”, sin alterar el orden existente de ninguna forma seria. ¿Y qué pasa si, sin embargo, resulta claro, que la “certeza” de la propia identidad de un* está basada en la marginalización de otras identidades? Es de esperar que confrontar la intersexualidad desestabilice la propia identidad de un* dentro del profundamente enraizado binario. Se dirige hacia las relaciones de poder y hacia las fuerzas utilizadas para asegurar la uniformidad social y la eliminación de la ambigüedad como una forma de mantener la estructura jerárquica de las relaciones de sexo/género. Aquí es exactamente donde reside la amenaza hacia la cultura dominante –pero quizá también la promesa de cuestionar el privilegio de la normalidad. Solo así existe la posibilidad de formar coaliciones –y de negociar diferencias de intereses- entre aquell*s que se sienten “a gusto” con la construcción binaria sexual y aquell*s que son incapaces o se niegan a encajar en ella. Comprender la intersexualidad como un producto de una rígida jerarquía sexual binaria, al tiempo que se la reconoce también como una experiencia concreta, individual y una forma histórica de existencia, ofrece la oportunidad de cuestionar y oponerse al sistema normativo binario de sexo/género.


Notas:

* Este artículo fue originalmente publicado en: Hamburger FrauenZeitung No. 53, Fall 1997: pp. 26-28 bajo el título “ene mene meck und du bist weg. über die gewaltsame herstellung der zweigeschlechtlichkeit.“ Traducción del alemán al inglés: Curtis Hinkle y Antke Engel; agradecimientos especiales a Nina Schulz.

** Agradezco a Birgit-Michel Reiter por las conversaciones que tuvimos por teléfono y vía e-mail. Sin estos intercambios intelectuales y provocadores, no habría podido escribir este artículo. Aunque he estado comprometida con el proyecto de desnaturalizar y desestabilizar la rígida jerarquía binaria de sexo/género durante tiempo, algo me ha alejado de afrontar las formas de violencia a las que están sujetadas las personas intersexuales. Estoy agradecida por este cambio de perspectiva.

(1) Incluso si se observa esta cuestión desde un punto de vista puramente legal, simplemente no hay hermafroditas por más tiempo. La ley exige que una persona sea o bien mujer o bien varón –no existe absolutamente ningún espacio para la ambigüedad.
(2) Lo que puede también explicar el actual desinterés hacia la violación, el abuso sexual de niños, la pornografía y la creciente violencia contra lesbianas y gays cuya relevancia en la construcción del género apenas es discutida.

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Dr. Antke Engel
Gastprofessorin für Queer Theory
FB Sozialwissenschaften
c/o Institut für Soziologie
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