Tuesday, March 18, 2008

¿A quién pertenecen nuestros cuerpos?

por Curtis E. Hinkle, fundador de la OII

Esta pregunta probablemente puede resultar absurda porque la respuesta parece obvia. Sin embargo, ésta es una pregunta fundamental que enfrentamos tod*s, especialmente l*s intersexuales.

¿Quién es intersexual?

Todos nacemos en un sistema en el cual nuestro sexo es definido simplemente al mirar el cuerpo, más específicamente los órganos genitales. Cada un* debe tener un cuerpo masculino o femenino. No hay otra posibilidad. El poder que l*s doctor*s y el sistema jurídico tienen para determinar el sexo de un individuo tiene consecuencias muy serias que afectan la vida y el futuro de tod*s l*s niñ*s, no solamente l*s que nacen intersexuad*s. Consideremos el nacimiento de niñ*s con órganos genitales y/u otras características que no son típicas para las normas del sexo femenino o masculino. Los cuerpos de tales niñ*s no pertenecen a ell*s porque tales cuerpos ponen en peligro la validez del sistema binario que estipula que sólo se puede ser varón o mujer. Tales nacimientos se convierten en emergencias sociales para los/las padres/madres y l*s doctor*s, y la emergencia social se convierte inmediatamente en una emergencia médica en la mayoría de los países occidentales en donde existe la tecnología médica para normalizarl*s. Esta decisión arbitraria concerniente a cual de los dos sexos asignar al niñ* intersexual es acompañada por muchos tratamientos que en el pasado, y hasta cierto grado hoy en día también, tienen por propósito la normalización de la identidad de género y de la orientación sexual del niñ* . Normalizamos los cuerpos quirúrgicamente y/u hormonalmente para forzar al niñ* para que encaje en este sistema heterosexista, en el cual se espera que las personas que son asignadas al sexo femenino se adapten a las normas también establecidas para este sexo, es decir, que sean femeninas, heterosexuales y que les atraigan los varones. Las mismas expectativas se aplican a l*s niñ*s a quienes se les asigna el sexo masculino, es decir, se espera que sean masculinos y que les atraigan sexualmente las mujeres.

La homofobia subyacente de los tratamientos

Los tratamientos que son, en efecto, para normalizar los cuerpos son un símbolo que revela las medidas tomadas por las autoridades para mantener la heterosexualidad obligatoria en nuestras sociedades. Los tratamientos actuales de bebes intersexuales consisten en cambios a sus cuerpos por medio de intervenciones quirúrgicas, o en otras palabras, mutilaciones, para hacer sus cuerpos aptos para la cópula heterosexual. Estas cirugías son seguidas a menudo, por terapia hormonal. Todo esto para forzar al cuerpo del niñ* al sistema binario que l*s rechaza y al cual deben adecuarse.

El problema principal que enfrentan l*s intersexuales es la división arbitraria del sexo y del género en dos categorías y sólo dos.

No hay solamente dos categorías preexistentes del sexo. Aceptamos a menudo, que el género es una construcción social en que diversos papeles sociales están asociados con lo que es un varón o una mujer en nuestras diversas culturas. Sin embargo, el estudio de hermafroditas o intersexuales confirma que el sexo en sí mismo es también una construcción social por el hecho de que está construido arbitrariamente como una dicotomía, lo cual no es natural sino sociocultural.

Año tras año l*s científic*s y otr*s investigador*s están descubriendo otros aspectos y partes del cuerpo que son “sexuados” - los genes, el cerebro, incluso la longitud del dedo anular. El problema es que cada vez que una nueva parte del cuerpo se considera como un marcador del sexo, es clasificado invariablemente como de varón o de mujer, a pesar de la evidencia de muchos estados intermedios junto con una combinación extensa de todos estos diversos marcadores del sexo entre sí mismos, lo cual hace que el sexo sea un continuo, no una dicotomía.

Cuanto más aprendamos sobre los diversos factores que determinan el sexo de un individuo y las posibilidades de todas las combinaciones de todos los factores dentro del mismo individuo, más advertiremos cuan absurdo es suponer que cada persona es un varón o una mujer estándar.

Los derechos humanos

Cada persona es afectada por este sistema binario que requiere conformidad a las normas establecidas para los dos sexos oficiales, y no sólo aquellas que han nacido con lo que los médicos llaman cuerpos intersexuales. ¿Por qué el cuerpo de un niñ* intersexual se considera como enfermo y en necesidad de tratamientos? ¿Por qué l*s médic*s tienen el derecho de realizar cambios permanentes a los cuerpos de los bebés intersexuales sin su consentimiento? ¿Y por qué los padres que no están a menudo bien informados de las consecuencias de muchas de estas cirugías y otros tratamientos tienen el derecho de tomar tales decisiones por el niño? ¿Quién debe tener el derecho de decidir el sexo del niñ*, los doctores, los padres o el niñ*? ¿Es el bienestar de los padres/madres o es el del niñ* al que se le debería dar preeminencia?

Necesitamos más opciones para movernos más allá de este sistema binario que se nos impone legal y médicamente a tod*s nosotr*s.

Es esencial que las personas más afectadas, es decir l*s niñ*s, sean ell*s mism*s quienes tomen esta decisión sobre los tratamientos de normalización para sus cuerpos. Las cirugías de normalización actuales y otros tratamientos hormonales se asemejan a la mutilación genital que ocurre en otros países por razones tradicionales. En ambos casos, aquí como en otros países, se trata de creencias sobre lo que consideramos como “normal o deseable” para el sexo y el género. Creencias, no hechos del mundo natural.

¿Debemos aceptar definiciones rígidas, biológicas y esencialistas de la intersexualidad?

Si aceptamos una definición fija, biológica de la intersexualidad, estamos creando solamente otra definición esencialista y reduccionista que será determinada y controlada por l*s profesionales médic*s que son ya parte integral del sistema heterosexista que predomina en nuestras sociedades. Sin insistir en una tercera categoría fija, ser intersexual debe ser una opción, otra posibilidad para cualquier persona. No tenemos ninguna definición clara y esencialista de lo que es una mujer o de lo que es un varón y por lo tanto, no debemos esperar tener una definición esencialista clara y fija de lo que es una persona intersexual.

Mucha gente en la comunidad intersexual insiste en tener el derecho de ser varones o mujeres sin definiciones esencialistas basadas en los órganos genitales y otros marcadores del sexo, porque tienen una identidad femenina o masculina. Si queremos que l*s intersexuales tengan el derecho de determinar su propio sexo como intersexual, mujer o varón, es necesario también aceptar el derecho de otras personas de identificarse como intersexuales o intergéneros.

Lo que desean l*s hermafroditas es que cada quien tenga el derecho de definirse sin categorías que sean impuestas médica o legalmente porque no ven ninguna manera de determinar con límites claros y fijos el sexo de una persona.

La Organización Internacional de Intersexuales

La mayoría de las personas intersexuales se oponen a todos los esfuerzos de clasificar la intersexualidad como condición patológica. Ser intersexual no es una enfermedad, no más que ser de sexo masculino o femenino. Definir la intersexualidad como patología médica es una trampa muy peligrosa para la comunidad intersexual porque refuerza la necesidad de tratarl*s y de “curarl*s”. Ser intersexual o intergénero debe ser una posibilidad existencial entre otras, para deconstruir el sistema binario heterosexista que nos oprime a tod*s.

El cuerpo es la base para la estructura binaria del sexo que incluye el género y la orientación sexual que son inseparables del cuerpo.

Dentro del sistema binario que es la base fundamental para el patriarcado heterosexista, no se permite ninguna ambigüedad, porque de otra manera el sistema sexista opresivo sería desestabilizado. El cuerpo en tal sistema se convierte en un objeto de control usado para determinar a quién se concede el privilegio de la “normalidad” - es decir para determinar qué vidas se adecuan a las expectativas de la normas. Utilizo la palabra “normal” para referirme solamente a lo que se adecua a las normas impuestas por un sistema tan sexista. Por ejemplo, se concede privilegio dentro de este sistema solamente a las personas de sexo femenino que se conforman según los estereotipos femeninos para el género y que también son heterosexuales, y de igual manera para los varones. Tod*s l*s otr*s, l*s que tienen cuerpos que no se adecuan a las normas, l*s que tienen identidades de género que no coinciden con las normas asociadas a su cuerpo o que no actúan de acuerdo con los papeles previstos a su género, o l*s que no sienten atracción sexual hacia el sexo opuesto, tod*s, intersexuales, transexuales, trangéneros, intergéneros, bisexuales, homosexuales, están privad*s del privilegio de la “normalidad” en este sistema binario heterosexista.

El tema central es el cuerpo y la imposición de normas, sin el consentimiento de cada persona, por parte de los gobiernos en colaboración con el sistema médico.

El sistema médico es la institución que asegura el privilegio de la “normalidad” a las personas que se conforman según el sistema binario heterosexista imperante. Es esencial que el cuerpo del individuo sea realmente una propiedad del estado para preservar este sistema. Lo que l*s hermafroditas tienen en común con la comunidad LGBT es que somos tod*s privad*s del privilegio de la normalidad dentro de un sistema que no reconoce las variaciones sexuales y que clasifica a todas las personas como mujer o varón con normas de género y de orientación asociadas para ambos sexos. Es un sistema que mutila no solamente los cuerpos sino también las almas e identidades de muchas personas. Sin la normalización de cuerpos, el sistema se derrumbaría. Por lo tanto, para preservar este sistema, es necesario que cada uno sea clasificado como varón o mujer, incluso l*s intersexuales, y por eso son diagnosticad*s como padeciendo enfermedades que se deben tratar sin su consentimiento en muchos casos, para que el sistema binario heterosexista no se vea comprometido.

Lo importante es que somos “seres humanos”, “personas” individuales sobre todo, y como tales, deseamos todos los derechos humanos que tienen l*s otr*s seres humanos y debemos ser aceptad*s como parte integral del mundo natural que incluye una gran riqueza en la diversidad.